El trabajo del artista es discreto y solitario. El tiempo que pasa en el estudio, en privada conversación con la obra, con la esperanza de lograr sintonía con cada pintura o incluso en tensa batalla con ella llega a un final definitivo en el momento en que la obra se presenta públicamente.
En ese momento la obra de arte adquiere una nueva dimensión, deja de ser una experiencia privada y se hace accesible a todos, una experiencia colectiva.